ENRIQUE REYES

ENRIQUE REYES
Presidente
Reyes Music Distributor

El nombre de Reyes ha estado siempre ligado al éxito del disco y a su distribución. Aún lo sigue estando porque Enrique Reyes no tira la toalla, aunque el mundo del CD y del DVD haya dado el actual vuelco hacia el ocaso.

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Hombre realista y optimista a la vez, profesional querido y respetado, su enorme almacen guarda secretos de triunfos y fracasos, y sigue atiborrado con los rostros y nombres de quienes todavía cuentan en el mundo de la música grabada, a los que se unieron los DVDs de películas, telenovelas, musicales, etc.

— Puede parecer una pregunta capciosa, pero es muy seria. A ver cómo la hago: Reyes Distribuidor es un nombre ya mítico en el mundo del disco: ¿usted supo hacerlo de manera distinta a la competencia?, ¿tenía algo especial? ¿O la competencia no existía?

— La competencia casi ya no existe. Quedan muy pocas distribuidoras. Aquí en Miami no queda ninguna, se puede decir… Y tiendas de discos ya casi no queda ninguna, tampoco. En toda Hialeah hay una tienda de discos. En Miami, seis tiendas de discos.

— Antes de distribuir, ¿tuvo alguna actividad en el mundo del disco?
— Bueno, distribuir lo hice desde hace muchos años, pero en sociedad con otra persona. Después, pusimos primero una tienda de discos con mi señora, que es Lily, que puso Lily’s Records… La orimera la puso ella hace muchos años, hace como treinta y cinco años que la puso. Entonces, en esa misma época empecé yo con la distribuidora. Solo por mi cuenta…

— Bueno, yo en Europa estaba más metido en el mundo del cine, y al venir aquí, tenía la impresión de que las propias compañías de discos tenían un gran almacen y se distribuían ellas mismas, ¿era eso o siempre se hizo a través del distribuidor?

— Siempre existieron los disrtribuidores, desde que… En Cuba yo no tenía este negocio, tenía un negocio de publicidad. Desde que llegué y empecé mi negocio aquí, siempre tuvieron distribuidores. Cuando empezamos a llegar los cubanos, casi toda la música latina se distribuía a través de distribuidores cubanos.

— Estamos hablando de hace…

— Bueno, pues desde el año… Llegué en el sesenta y dos, en el sesenta y tres ya empezamos a distribuir discos con otro señor. Después de unos diez años, nos separamos y hace ya treinta y pico, casi cuarenta, que estamos por nuestra cuenta solos.

— ¿Y al principio cuáles fueron, digamos esos supervendedores…?

— De toda la vida… mejor dicho, al principio cuando empezamos, todavía no era grande, después el que más grande se hizo fue Julio Iglesias. Decía siempre mi señora de la primera casa que compramos: “mira, la mitad de esta casita es de Julio Iglesias”. Julio era increible. Ponía el rack de discos en las tiendas, sobre todo en las del Downtown y en las tiendas de la Playa, ponía a lo major treinta dicos de Julio y el resto lo ponía de los demás. Cuando llegaba, a lo mejor los treinta de Julio ya se habían vendido todos. Y de los demás, quedaban.

— Y del ochenta al 2005, en los 25 años del reportaje…

— Después vino Juan Luis Guerra, que fue muy grande. Juan Luis tuvo un disco, aquel que se llamaba “Bachata rosa”, el que yo más he vendido en la historia nuestra. Los dueños de las cadenas grandes de tiendas, venían aquí a biuscar el disco. A las ocho, a las nueve de la noche, venían, las fábricas no daban abasto. He vendido otros, pero como éste…

— ¿Y en qué momento dice “aquí pasa algo”? ¿que baja la venta, que…?

— Eso empezó… Bueno aquí siempre hubo piratería. Siempre existió. Pero con la piratería se podia vivir. Por lo menos aquí en Estados Unidos, se podía vivir. Vendían por las calles, entraban en los restaurantes con su cajita llena de discos… pero eso era soportable. Cuando empezó la internet, esa fue la que nos mató de verdad, nos hizo un daño tremendo, a nosotros y a otros muchos negocios que no son el nuestro, las agencies de pasajes, las librerías… hoy en día te puedes leer un libro en la internet, sin tener que comprarlo. Y la música la bajan.

— ¿Y usted digamos que sigue aquí como cantaba la Dúrcal, “por costumbre”, porque ya a estas alturas de la vida…?

— El problema es que no sé hasta cuando vamos a poder seguir. Yo he seguido, sobre todo porque entre la distribuidora y las tiendas, son como treinta y pico o cuarenta empleados que trabajan con nosotros. Cada uno tiene su historia y a cada uno le hace falta trabajar, como a todos nosotros. Entonces, hemos tratado por todos los medios de estirar esto lo más posible. Esto estaba muy saneado, aguantaba, porque nosotros, ni mi mujer ni yo hemos sido de gastar dinero así… no hemos escatimado tampoco, pero no somos de prendas, no somos de pasarnos la vida viajando. Más que nada, lo que hemos tenido es el vicio de trabajar. Yo tengo ya setenta y siete y nunca he conocido las vacaciones, a lo mejor en todos estos años he cogido un mes de vacaciones, más que nada por el corazón, lo demás siempre ha sido trabajar.

— ¿Y el corazón cómo ha llegado a ese punto, queriendo o sufriendo?

— La verdad es que ha sido queriendo, sufrir no he sufrido tanto.

— ¿Tiene hijis? ¿Se dedican a esto?

— Sí, el mayor, que se llama Enrique como yo, tiene el negocio de vender instrumentos musicales y también está vendiendo algo por internet. Pero siempre lo físico, que yo pienso que a la larga también se va a dañar mucho la venta por internet, la gente va a seguir bajando la música. La mayor parte de la gente, sin pagarla.

— Hasta que no se regularice bien…

— Hay daños graves colaterales, como los compositors. Antiguamente se vendía un disco y todos los otros compositores que tenían temas en él, ganaban. Ahora gana nada más el número que usted bajó. Los mismos artistas, cantantes, se están defendiendo con las presentaciones. Ya no recaudan lo que recaudaban antes.

— Pero, claro, al artista le da lo mismo, es un decir, la piratería; porque cuanto más se piratea, más de moda está, más éxito tiene y mejores contratos le salen para presentaciones personales. Pero ese tema, el de los ingresos por actuaciones, los nuevos contratos de las discográficas participando y ganando con los “bookings”, lo dejamos para otra encuesta. Los recuerdos que se quedan atrás…

— Ay, aquella época de las grandes fiestas, de Sony, éramos amigos los jefes y los distribuidores y los vendedores… te invitaban a Curaçao, a Santo Domingo, a México, a Puerto Rico, para presentar a un artista… y las compañías están que no… ni siquiera celebran la Nochebuena… las fiestas de Pascua de la Sony eran… Durante diciembre había noches en que uno tenía que ir a dos o tres partys distintos, ¡eso se acabó!

— Entonces, Reyes, aquí hasta que el cuerpo aguante… no hay marcha atrás.

— Sí, aquí estaremos, no sabemos hasta cuando. No creo que haya marcha atrás. Yo pienso que la economía se arregle, pero… Aquí han pasado muchas cosas: tenemos el problema de la música que la gente la baja por internet, tenemos la economía del país que todos alrededor están mal, no sólo el disco, como lo puede estar la agencia de pasajes que está peor, todos están mal. Lo que no sé es, si se llega a arreglar la economía, que algún día se arreglará, yo creo que ya para ese día la música estará…

— Sin embargo, hay muchísimos conciertos, se llenan a tope, y son mucho más caros que varios CDs y DVDs…

— Increible, increible. Pero déjame decirte también que hay muchos conciertos que no se están llenando, que se están suspendiendo por el camino… y eso se queda así.

(Esta enrtrevista forma parte de los testimonios destinados al reportaje “25 años en Miami: vida, pasión y muerte del mundo del disco”)

1 comentario

  1. A mi juicio, ni la peor de las economías podrá acabar con la música. Las personas que aman la música y por ende tienen una afición desmedida por ella, siempre estarán buscando el disco. Les interesa conocer la versatilidad de los arreglistas, la pasión del compositor, los créditos , es decir, quienes participaron en la grabación, hay otros que mantienen registros por intérpretes, por temas, por títulos, etc. Si yo conociera de ese mundo, sería distribuidor en Venezuela que es mi País. En lo personal tengo cerca de cinco mil (5.000) titulos originales en forma fisica y en formato CD en mi casa, y sigo comprando.Por qué ??? Porque creo en eso y asi hay miles en este país. Que crea el amigo Reyes, que él ha vivido mas allá de los setenta por la música, eso nunca muere, y tendrá noventa (90) y estará allí. Hay que recibir a los independientes, buscarlos, preguntar por ellos. Es una nueva modalidad para el artísta esto de ser independiente, sin sello disquero. Esos si que no valoran nada hoy en día, por supuesto. Si el artista no tiene talla Internacional, no les interesa, lo desprecian, lo hacen sentir que está perdiendo el tiempo. No me quiero imaginar como manejan el tema de las regalías. Aquí en Venezuela están muertos y no precisamente por el tema de los discos ilegales (quemaditos) no, es que les salió el diablo. Mientras hayamos personas que si respetamos la música, admiramos la ejecución, la composición, el arreglo y la interpretación, el disco nunca morirá. Vendrán otras alternativas, no sé, tendrán los “perros que ir detrás de las escopetas”. Por ejemplo: Si a mi como tienda de disco me busca el Disttriuidor, entonces lo compro todo. En Venezuela el negocio del disco se mantiene. Amigo Reyes, mande una comisión que haga un trabajo de marketing de tiendas disqueras y los pedidos lo van a dejar sin discos. La forma para traerlos se conoce sobre manera, pagamos nuestros impuestos y todavía es rentable el negocio. Yo me ofrezco a trabajar aquí en el Sur por la vida del disco….. Saludos…..

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